EL MODERNISMO
INTRODUCCIÓN
En
la última década del siglo XIX aparece
un grupo de jóvenes escritores pertenecientes a la pequeña
burguesía que muestran un gran deseo de renovación.
Se trata de un grupo de escritores nacidos entre 1864 y 1875 que
vivieron los
acontecimientos históricos
y los problemas de la España de final de siglo y fueron
especialmente sensibles al “desastre del 98”
El
Modernismo nace en Hispanoamérica, hacia 1875, gracias a la obra de
poetas como José Martí o Manuel Gutiérrez Nájera, pero será
Rubén Darío quien
conformará definitivamente las bases de este movimiento que afectará
a todas las manifestaciones artísticas. Aunque la
lírica es el género más cultivado,
la narrativa y el teatro también están representados.
Los
autores modernistas,
descontentos con la realidad, se enfrentan a la estética dominante y
realizan una profunda
renovación literaria que afecta tanto a la forma como al contenido.
Reciben estos
jóvenes las
influencias de dos movimientos franceses de la segunda mitad del XIX:
el Parnasianismo
y, sobre todo,
el Simbolismo
(para algunos críticos el modernismo es el nombre que recibe el
simbolismo en las letras hispánicas), pero también de la literatura
norteamericana (Edgar A. Poe)
y rusa (Chejov,
por ejemplo).
El Parnasianismo
busca la perfección
formal, los
versos pulidos, de ahí
la preferencia por ciertos temas
propicios al lucimiento esteticista:
la mitología, la evocación del tiempo pasado o de ambientes
exóticos, como los orientales. Su lema es “el arte por el arte”.
El
Simbolismo
(nacido en Francia como reacción al naturalismo, y representado por
Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, pero con antecedentes en Baudelaire;
en España, un precursor es Bécquer)
defiende que la
realidad, tras sus apariencias, esconde significaciones profundas que
el poeta tiene que descubrir y comunicar al lector. Para
ello se
sirven de los símbolos (imagen física que sugiere ideas,
sentimientos, angustias, obsesiones...).
Por ejemplo el ‘ocaso’
puede ser símbolo de la decadencia o de la muerte,
el ‘camino’
será símbolo de la vida,
etc. La
poesía
se convierte así en un instrumento del conocimiento que, a través
de los símbolos, capta
la realidad suprarracional, subjetiva,
que
sólo se puede expresar mediante la alusión y la sugerencia (de ahí
la importancia también de la metáfora y
de la musicalidad del verso).
En
las LETRAS HISPÁNICAS el Modernismo
tiene
su cuna en Hispanoamérica. Hasta hace relativamente poco tiempo, se
venía aceptando la fecha de 1888,
año de publicación de ‘Azul’
de Rubén Darío,
como inicio del modernismo hispanoamericano. Sin embargo, los
críticos han advertido la presencia de la nueva estética en la
prosa juvenil del cubano José
Martí, que puede ser considerado precursor de la corriente
modernista.
En todo caso, ello no niega a Rubén Darío el papel de líder y
figura más significativa del movimiento.
En
España,
Manuel
Reina, Salvador
Rueda
y Ricardo Gil
pueden ser considerados como precursores de esta nueva sensibilidad,
cuya influencia es más evidente en la obra de los
dramaturgos
Francisco Villaespesa
y Eduardo Marquina.
Manuel
Machado
y los
inicios
poéticos de Antonio
Machado
(Soledades)
y Juan
Ramón Jiménez
(la primera etapa o ‘época sensitiva’: “Almas
de violeta”, “Ninfeas”, “Arias tristes” y “Jardines
lejanos”) son también representativos del Modernismo.Por último
en este grupo podemos incluir a Ramón
María del Valle-Inclán y sus “Sonatas”.
CARACTERÍSTICAS
DEL MODERNISMO.
Rechazo de la vulgaridad y de
la mediocridad que creen ver en la sociedad de su tiempo.
De ahí el gusto por lo
exótico y lo exquisito, que se busca en el mundo antiguo, en el
pasado medieval, en la Francia versallesca,
en la mitología
germánica, en las
civilizaciones
asiáticas, y en la
creación de un mundo lleno de belleza (evasión
y exotismo).
Este gusto por refugiarse en
un pasado, casi
siempre decadente, se advierte en el motivo muy frecuente en la época
de la “ciudad muerta”
(Brujas o Venecia en las literaturas europeas; las viejas ciudades
castellanas, como Ávila, Segovia y Toledo, en la literatura
castellana).
El deseo de huir de la
mediocridad más próxima les lleva también al gusto por los viajes
y por conocer gentes y lugares distintos (‘cosmopolitismo’);
su ciudad preferida será París, con su vida bohemia y sus
cabarets.
Esteticismo
(“El
arte por el arte” y la “estética como ética”
eran sus lemas / ”glorificación de la belleza más allá del bien
y de la verdad” dice el crítico Gonzalo Sobejano)
La insatisfacción del mundo
circundante también le lleva a la exaltación
del arte y,
dentro del arte, de la poesía como el medio para penetrar en lo
absoluto y lo infinito.
La poesía como encarnación de la Belleza.
Aspectos de la ESTÉTICA
MODERNISTA son:
- Evocación del mundo sensorial
Abundante
empleo de sinestesias
(‘verso azul’, ‘sol sonoro’), adjetivación
e imágenes deslumbrantes y referidas a todos los sentidos (vista,
tacto, olfato, gusto) con las que se trata de captar un mundo
sensorial lleno de goce y belleza. El
adjetivo y la metáfora
se convierten los recursos decisivos.
En
esta poesía
llena de colorido
son característicos el azul, violeta, lila, púrpura, granate, oro,
plata, rubí, zafiro, marfil, ébano, nieve.
Los
ambientes que se recrean tienen un valor simbólico y evocador,
tanto los interiores como exteriores: salones elegantes con espejos,
divanes, pianos, arañas de luz, búcaros con flores...; lunas y
aromas nocturnos, jardines lejanos y otoñales con fuentes,
estanques, surtidores; animales elegantes o fabulosos (cisnes, pavos
reales, leopardos, tigre, elefantes, dragones, unicornios...),
personajes
reales o mitológicos
cargados de erotismo (princesas, caballeros, ninfas, sátiros,
sirenas...)
- Musicalidad y renovación métrica
Importancia del
ritmo y de la armonía de las palabras para sugerir. Ello lleva a los
modernistas a la recuperación de metros olvidados o poco utilizados
(alejandrino, eneasílabo) y a la creación de otros nuevos (de hasta
20 sílabas), el uso del verso libre, las asonancias
internas...También al gusto por la versificación a base de pies
acentuales, especialmente los ternarios: dáctilos (“ínclitas
razas ubérrimas”), anfíbracos (“ya se oyen los claros
clarines”) y anapestos (“La princesa está triste; ¿qué tendrá
la princesa?”).
La musicalidad se
nota también en la abundancia de aliteraciones (bajo el ala aleve
del leve abanico), juegos fónicos (trompas guerreras resuenan),
utilización a de palabras esdrújulas (púrpura, crisálida,
libélulas);
- Riqueza verbal y capacidad de sugestión.
A
ello responde la aparición de un vocabulario exótico (heliotropo,
clámides, acanto, plinto, nenúfares, adelfas, azur...), nombres
mitológicos (Venus, Adonis, ninfas, sátiros), realidades
misteriosas (castillos, odaliscas, marquesas, unicornio). En general,
léxico
extraño que llaman la atención.
Por otro lado, se huye de la expresión grandilocuente que usaron
muchos románticos y se busca, sugerir, insinuar, no declarar
abiertamente los sentimientos; y una sintaxis más natural y cercana
a la lengua hablada.
TEMAS DEL
MODERNISMO
- La recreación del pasado y la invención de mundos imaginarios (lo clásico, lo medieval, lo legendario, lo exótico, lo oriental...).
- El mundo sensorial captado a través de todos lo sentidos (vista, oído, olfato, tacto).
- La intimidad del poeta. Los modernistas, al igual que los románticos, potenciaron el dominio de la pasión sobre la razón, de la emoción sobre la reflexión; pero, al contrario que los románticos, más que “su propio” sentimiento, individual e intransferible, se busca el sentir transferible y comparable al de los otros. Antonio Machado decía: “Mi sentimiento no es exclusivamente mío, sino más bien ‘nuestro’ ”. En esta expresión del ‘mundo interior’ hay diferentes posturas que oscilan entre un vitalismo optimista, que lleva a un goce desenfrenado de la vida, y profundas manifestaciones de insatisfacción, descontento, desánimo hastío, melancolía y soledad (el tema del dolor, la angustia y la muerte es muy frecuente).
- El amor y el erotismo. El tratamiento de ambos aspectos apunta en dos direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que sume al poeta en la más profunda tristeza; otra, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora.
- La utilización del símbolo y del mito: los escritores modernistas utilizan símbolos para crear sensaciones y evocar lo inefable, lo que no puede expresarse por procedimientos racionales. El símbolo modernista por excelencia es el cisne, que puede tener distintos significados: representa la belleza, la pureza, la elegancia, la aspiración ideal, lo aristocrático. El Modernismo recurre a otros muchos mitos (Clásicas como fuente de inspiración (Venus, Adonis, Orfeo ... ).
- Lo indígena: se valoran las culturas precolombinas de los pueblos hispanoamericanos, se expresa un sentimiento de nostalgia por un pasado legendario y se utilizan mitos guerreros como el de Caupolicán, cuya fuerza representa la oposición a los valores norteamericanos. Al principio, la recurrencia a lo indígena se interpreta como una muestra de su escapismo; más tarde, se relaciona con el anhelo de recuperar sus orígenes hispanoamericanos.
- Lo oculto o religioso: se busca una explicación espiritual de la realidad, para lo cual se recogen elementos del Budismo, el Cristianismo, y la filosofía y religión griegas. Como Pitágoras, se cree en el ritmo y la armonía universales.
- La angustia romántica: se manifiesta en un sentimiento de soledad y hastío, y en el tono de tristeza melancólica que impregna algunos poemas modernistas.
- El cosmopolitismo: los modernistas desean una fraternidad universal y París, ciudad cosmopolita por excelencia, símbolo de lo exquisito y aristocrático, se convierte en el centro del mundo modernista.
EL MODERNISMO EN ESPAÑA E HISPANOAMÉRICA
El Modernismo tuvo su origen en
Hispanoamérica. Allí hubo un grupo de poetas que pueden
considerarse premodernistas: el mejicano Manuel Gutiérrez Nájera
(1859-1895), los cubanos Julián del Casal (1863-1893) y José Martí
(1853-1895), y el colombiano José Asunción Silva (1865-1896), entre
otros. Sin embargo, fue Rubén Darío quien dio carácter específico
al movimiento. En España, aunque ya Zorrilla, Rosalía de Castro y
Bécquer habían anticipado algunos recursos (innovaciones métricas,
intuiciones presimbolistas...), no existió un grupo de poetas
premodernistas en sentido estricto.
En América, el Modernismo
estaba totalmente definido ya a finales del siglo xix;
en España daba sus primeros pasos cuando Rubén Darío llegó por
primera vez a nuestro país en 1892. El Modernismo español comenzó
a consolidarse entre 1892 y 1899, coincidiendo con sendos viajes de
Rubén a España; en 1900 ya había triunfado de la mano de Juan
Ramón Jiménez. A la difusión del Modernismo contribuyeron
revistas literarias como Vida
nueva (1898) o Helios
(1902), en las que
participaban Jacinto Benavente, Valle-Inclán y Juan Ramón
Jiménez, entre otros jóvenes escritores del momento.
Tanto en América
como en España el Modernismo se adaptó al carácter autóctono y al
diferente devenir histórico. En el continente americano triunfó la
tendencia esteticista; en nuestro país, junto a ella, apareció, a
raíz de los acontecimientos históricos del 98, otra tendencia más
honda y reflexiva, preocupada por aspectos sociales y existenciales
LA RENOVACIÓN DE LA LENGUA POÉTICA
El Modernismo inicia una
renovación completa de la lengua poética que no es sino una
muestra más de su anhelo estético. Con el fin de conseguir el
goce de los sentidos y la sugerencia de lo suave y delicado, los
poetas utilizan los siguientes recursos:
El colorido
o cromatismo
en una gama amplia que
va de los colores suaves a los fuertes.
Los efectos
sonoros de las palabras, que
se consiguen gracias al uso de palabras esdrújulas, una profusa
adjetivación y las más variadas figuras retóricas: aliteraciones
(«la libélula,vaga de
una vaga ilusión»),
sinestesias («para ver
de sus ojos la dulzura de luz»)
u otras imágenes llenas de originalidad.
Un vocabulario
insólito, acorde con
los nuevos temas, que alude a realidades exóticas y exquisitas
(acanto, crisantemo,
heliotropo, salterio ...
), a nombres de héroes y dioses mitológicos (.Jasón,
Pan, Afrodita
... ), a realidades
arcaicas misteriosas o aristocráticas (pagodas,
castillos, odaliscas, marquesas ...
), o al mundo fantástico de los cuentos infantiles («Un
quiosco de malaquita /un gran manto de
tisú...
»).
La innovación métrica
El ritmo
es un elemento
fundamental del Modernismo, que continúa una renovación métrica
(nuevos esquemas rítmicos, progresivo uso del encabalgamiento,
acercamiento entre el verso y la prosa) que ya había sido iniciada
por poetas románticos como Rosalía de Castro. No sólo se persigue
una sonoridad nueva sino también la correspondencia entre
sentimiento y musicalidad. Se busca captar y expresar el ritmo de
las ideas. La renovación métrica afectará a los siguientes
elementos:
.Los
versos. Se utilizan
versos antiguos, como el hexámetro grecolatino, y otros de
procedencia francesa. Los preferidos por sus posibilidades
musicales son: el alejandrino,
de catorce sílabas,
con una nueva acentuación; el eneasílabo,
de nueve; el
dodecasílabo, de
doce; y los tradicionales endecasílabo
y octosílabo, de once
y ocho sílabas respectivamente. Los encabalgamientos y las rimas
internas rompen la cadencia habitual del verso. Son frecuentes las
series de endecasílabos blancos (sin rima).
.Las
estrofas. Algunas de
ellas ya se conocían y otras fueron importadas de fuera. En
cualquier caso, la estrofa preferida sigue siendo el
soneto, aunque con
importantes variaciones de rima y longitud del verso. Se usan
también la estrofa de pie
quebrado y la silva
asonantada.
La acentuación. Además
del abundante uso de palabras esdrújulas, ya comentado, se traslada
al castellano la métrica clásica, basada en la alternancia de
sílabas largas y breves, que se sustituyen por silabas tónicas
y átonas respectivamente: «ínclitas
razas ubérrimas
sangre de Hispania
fecunda... »
La rima. Se alternan la rima consonante y la asonante.
EL REGENERACIONISMO
La crisis del sistema político
de la Restauración y la sensación general de decadencia, agravada
por la realidad del desastre del 98, hizo reaccionar a un
reducido grupo de intelectuales y políticos que plantearon en sus
escritos la necesidad de regenerar España identificando sus
problemas y proponiendo remedios eficaces para superarlos.
Los regeneracionistas, con
Joaquín Costa a
la cabeza, señalan como una de las principales causas de la
decadencia española la degradación del sistema socioeconómico
y político de la Restauración. Su programa de regeneración
propone: acabar con el caciquismo y con el retraso que supone el
excesivo peso de la tradición, llevar a cabo la reforma del campo,
conseguir «escuela y despensa» para todos, y tener en cuenta el
modelo europeo (europeización) para hacer progresar al país.
MODERNISMO FRENTE A LA
GENERACIÓN DEL 98:DIFERENCIAS Y ASPECTOS COMUNES
En el periodo que abarca los
últimos años del siglo xix
y los primeros del xx
se dan a conocer en España una serie de autores importantes
adscritos tradicionalmente a dos movimientos: el Modernismo y la
Generación del 98.
La crítica ha mantenido al
respecto dos posturas encontradas. Para algunos, como Valbuena Prat,
Pedro Salinas o Guillermo Díaz Plaja, Modernismo y Generación del
98 son dos grupos claramente diferenciados; para otros, como
Juan Ramón Jiménez o Ricardo Gullón, Modernismo y 98 son una misma
cosa, y representan la forma hispánica de la crisis de fin de siglo.
En nuestra opinión, Modernismo
y 98 tienen más elementos en común que diferencias. Los autores
modernistas y los del Grupo del 98 pertenecen a una misma generación
histórica y forman parte de un mismo fenómeno: el Modernismo, que,
como movimiento cultural, trae consigo un nuevo clima estético, y en
cuyo seno surge un grupo, el del 98, que, sin oponerse al anterior,
presenta características propias.
Así, mientras los precursores
del Modernismo son
poetas, los del 98 son ideólogos; mientras a los modernistas
los mueve
la búsqueda de la belleza, a los del 98, la verdad; mientras
aquellos se declaran cosmopolitas, estos se sienten profundamente
españoles; por último, si la literatura modernista es una
literatura de los sentidos y la del 98 de las ideas. Sin embargo, es
evidente que a ambos movimientos une
la urgencia
de derribar los viejos valores
y la conciencia de
desastre.
RUBÉN
DARÍO
Félix
Rubén García Sarmiento nace en Nicaragua en 1867. A los 21 años
publica
su
primera obra “Azul”.
Periodista y diplomático
reside en España donde traba
amistad
con miembros de la Generación del 98. Viajó
mucho, lo que le da su
tono
cosmopolita.
Su condición de
mestizo y su sensibilidad se reflejan en su
obra
donde valora lo americano, lo español y lo sensorial.
Estilo:
su gusto por los temas
refinados y suntuosos le llevan a crear un lenguaje poético
en el que lo cromático y lo musical se transforman en los
principales
valores.
Renovó profundamente el léxico utilizando arcaísmos
y neologismos y
tuvo
preferencia por las
palabras que tenían un marcado carácter estético
(olímpico,
unicornio, bicorne, ánfora, náyade…). Utilizó una marcada
adjetivación
y empleó mucho la aliteración
(por sus valores sonoros, fónicos :
“bajo
el ala leve del leve abanico”) Pero
sobre todo hay que destacar su uso de la métrica, que empleó con
una absoluta
libertad. Versos poco
frecuentes (eneasílabos, dodecasílabos, alejandrinos
o tetradecasílabos, hexámetro latino…) son utilizados con profusión.
Obras:
Azul,
Prosas Profanas (que
supone lo más típico de su estilo), Cantos
de vida y esperanza
(que suponen su obra más intimista
y en la que destaca su gusto por lo hispano)
REALISMO
MODERNISMO
Sentido
burgués Arte aristocrático, elitista
Predominio
de lo cotidiano y lo vulgar Exquisitez, elegancia
Poca
importancia de la forma Culto a la belleza sensorial (luz, sonidos,
Color,etc)
Observación
de la realidad externa Primacía de lo subjetivo (sentimientos
íntimos,
fantasía, imaginación)
Descripción
de la realidad diaria Ambientes irreales o exóticos
Inquietudes
sociales El arte por el arte
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