EL
REALISMO Y EL NATURALISMO
1.EL
REALISMO
El
Realismo literario es
una corriente dentro de un movimiento más general que afecta al
arte, al cine Neorrealismo, a la fotografía (que surge con él en el
siglo XIX) y a la filosofía de la ciencia (Popper y Mario Bunge).
Con sus obras pretende testimoniar
documentalmente la sociedad de la época y los ambientes más
cercanos al escritor frente a la estética del
Romanticismo, que se complacía en ambientaciones exóticas y
personajes poco corrientes y extravagantes. ambientaciones exóticas
y personajes poco corrientes y extravagantes.
La
estética del Realismo, fascinada por los avances de la ciencia,
intenta hacer de la literatura un documento que nos pueda servir
de testimonio sobre la sociedad de su época, a la manera que la
recién nacida fotografía. Por ello describe todo lo
cotidiano y típico y prefiere los personajes vulgares y corrientes,
de los que toma buena nota a través
de cuadernos de observación, a
los personajes extravagantes o insólitos
típicos del anterior Romanticismo. Esta estética propugna a
su vez una ética, una moral fundamentada en la moderación y
síntesis de cualquier contradicción, la objetividad y el
materialismo. En
cuanto a los procedimientos
literarios del Realismo, son característicos el abuso
de la descripción detallada y prolija, el uso del párrafo largo y
complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi
magnetofónica del habla popular tal cual se pronunciaba y
sin corrección alguna que pretenda idealizarla y el uso de un estilo
poco caracterizado, un
lenguaje "invisible" que exprese objetivamente sin llamar
la atención sobre el escritor.
Al igual que el Romanticismo, el Realismo tuvo dos
corrientes, una conservadora, que alababa las viejas costumbres
populares (José María de Pereda, Juan Valera), y otra
progresista, caracterizada por la denuncia social (Benito Pérez
Galdós, Leopoldo Alas "Clarín").
1.1
Características del Realismo
Los
rasgos fundamentales del Realismo son:
·
Procura mostrar en las obras
una reproducción fiel y exacta de la realidad.
·
Hace un uso
minucioso de la descripción,
para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e
incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central,
exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
·
Rechaza el sentimentalismo, muestra al hombre objetivamente
pues da toques de una realidad cruda.
·
El lenguaje utilizado en las obras es coloquial y crítico,
ya que expresa el habla común y corriente.
·
Las obras muestran una relación mediata entre las personas
y su entorno económico y social,
del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como
testimonio de una época, una clase social, un oficio etc...
·
Trata temas relacionados con
los problemas de la existencia humana: el existencialismo.
·
El autor analiza, reproduce y denuncia los males que
aquejan a su sociedad.
·
Transmite ideas de la forma mas verídica y objetiva
posible
1.2
El realismo europeo
Destacamos
en Francia autores como Honore de Balzac ( La comedia humana) y
Gustave Flaubert ( Madame Bovary),en Inglaterra Charles Dickens (
Oliver Twist y David Coperfield) y Oscar Wilde (El retrato de Dorian
Gray), en Rusia Leon Tolstoi (Guerra y paz y Ana Karenina) y Fiodor
Dostoiesky (Crimen y castigo) Ya en EEUU destacamos a Mark Twain (
Las aventuras de Tom Sawyer
y Las aventuras de Huckleberry Finn)
1.3
El Realismo en España
Contexto
histórico, social y literario
-
La burguesía, formada por
grandes empresarios y terratenientes, es la
clase dominante del país.
Se instalan en el poder y se vuelven conservadores y moderados.
-
Los progresistas, integrados por
pequeños empresarios, artesanos y militares de baja graduación, se
enfrentan al conservadurismo y
a los privilegios de los ricos.
-
El proletariado, clase a la que
pertenecen los obreros y campesinos, intenta
defender sus intereses;
socialismo y anarquismo
se enfrentan al sistema político dominante. La caída de Isabel II
en 1868 abre el camino hacia un gobierno republicano.
-
El positivismo, corriente
filosófica que surge tras los avances técnicos y científicos,
propone la observación
rigurosa y la experimentación como únicos métodos para llegar al
conocimiento de la realidad.
Se desechan las corrientes románticas en las que predominaba el
sentimiento y la imaginación. Surge el realismo literario que
pretende reflejar la realidad tal y como es.
-
El evolucionismo es un nuevo
método experimental sobre las leyes de la herencia de Mendel y la
evolución de las especies de Charles Darwin. Este método pretende
explicar el comportamiento del hombre. Los escritores naturalistas
reflejan estas corrientes en sus obras.
Situación
literaria
Los
cambios sociales y las nuevas corrientes ideológicas que surgen en
esta segunda mitad del siglo XIX influyen en la producción
literaria. La fantasía y la
subjetividad del Romanticismo, así como la expresión libre de sus
sentimientos más íntimos son sustituidos por todo aquello que rodea
al hombre. El Realismo y el Naturalismo sustituyen al
Romanticismo.
1.4
El Realismo literario
Este
movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como
consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la
consolidación de la burguesía como clase dominante, la
industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del
proletariado.
Las
características básicas del Realismo literario son:
·
Eliminación de todo
aspecto subjetivo,
hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.
·
Análisis riguroso de la realidad. El
escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.
·
Los problemas de la existencia humana,
componen el tema fundamental de la novela realista; ésa es la
consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter,
temperamento y conducta de los personajes.
·
Surge un tipo de novela en la
que se analizan minuciosamente las motivaciones de
los personajes y las costumbres.
·
El novelista denuncia los
defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector
soluciones para detenerlos. Cada
autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la
sociedad.
En
cuanto a la novela realista los rasgos
son los siguientes:
-el
eje temático es el
conflicto entre el individuo y la sociedad
-la
novela es la representación
de la vida
-el
centro de la novela es el
personaje, que reúne los rasgos de su grupo social
-se
utilizan nuevas formas de exploración del alma como el monólogo
interior y el estilo indirecto libre
-la
pintura de ambientes: hay
gran diversidad, como las
reuniones en el casino, las fiestas populares, los paseos callejeros,
etc
-el
estilo busca la sobriedad,
la agilidad en los diálogos y la profundidad en las reflexiones de
los personajes
-el
narrador es omnisciente,
es decir, conoce absolutamente todo de los personajes.
2.
EL NATURALISMO
El
Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como
objetivo explicar los
comportamientos del ser humano. El novelista del
Naturalismo pretende interpretar la
vida mediante la descripción del entorno
social y descubrir las leyes
que rigen la conducta humana.
Los
escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones
extremas de pobreza y marginación, y les gustaba describir los
ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto
las lacras de la sociedad. La
influencia de algunas teorías filosóficas se muestra en algunos de
sus principios:
-aplicación
de método experimental en
la observación de la realidad: el
novelista debe investigar cuáles son las leyes que rigen el mundo
natural y su comportamiento
-importancia
de la herencia biológica y el medio ambiente, que determina el
comportamiento de los seres humanos
-presencia
de lo más sordido y desagradable de la realidad circundante
-interés
por los personajes marginales
3.NOVELISTAS
REALISTAS Y NATURALISTAS
En
esta época, la novela es el género literario preferido. Novelistas
importantísimos reflejan los profundos cambios sociales en sus
obras. No diferenciaremos autores del Realismo y del Naturalismo ya
que todos participaron en ambas corrientes por simple evolución.
3.1
Juan Valera
Nació
en Cabra (Córdoba) en 1824, hijo de una familia noble. Estudió
Derecho e ingresó en el cuerpo diplomático, desempeñando
diferentes misiones en varios países europeos y americanos. Fue
miembro de la Real Academia Española. Comenzó a escribir cuando ya
tenía cincuenta años. Murió en Madrid en 1905. Fue un hombre culto
y refinado, de espíritu equilibrado y libre. Su inteligencia y fino
sentido estético se manifiestan en su labor como crítico y en su
estilo correcto, fluido y elegante; aunque, a veces, adolece de vigor
y calor humano. No obstante, podríamos afirmar que es el escritor
realista con un estilo más pulcro, técnico y elegante. Su primera
obra fue Pepita Jiménez en
la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre,
que es viudo, piensa casarse. En esta novela destaca el uso del
género epistolar ( a través de cartas se observa el lento progreso
de la pasión luchando con los principios religiosos) El joven va
enamorándose poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores
entre su vocación religiosa y su amor, triunfa el último. También
escribió El Comendador Mendoza,
Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita
la Larga, cuando tenía setenta años.
TEXTO
PARA COMENTAR
Juanita
la Larga (Juan Valera)
Como
de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba
con Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y
le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y hasta su
admiradora; pero, como de costumbre también, las miradas ardientes y
los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin ser notados y
eran machacar en hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al
que don Paco deseaba poniendo a Juanita seria y de mal humor,
turbando su franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.
De esta suerte, poco venturosa triunfante para don Paco, se pasaron
algunos días y llegaron los últimos del mes de julio. Hacía un
calor insufrible. Durante el día los pajaritos se asaban en el aire
cuando no hallaban sombra en que guarecerse. Durante la noche
refrescaba bastante. En el claro y sereno cielo resplandecían la
luna y multitud de estrellas, que, en vez de envolverlo en un manto
negro, lo teñían de azul con luminosos rasgos de plata y
refulgentes bordados de oro. Ambas Juanas no recibían a don Paco en
la sala, sino en el patio, donde se gozaba de mucha frescura y olía
a los dompedros, que daban su más rico olor por la noche, a la
albahaca y a la hierba Luisa, que había en no pocos arriates y
macetas, y a los jazmines y a las rosas de enredadera, que en
Andalucía llaman de pitiminí,
y que trepaban por las rejas de las ventanas, en los cuartos del
primer piso, donde dormían Juanita y su madre. En aquel sitio, tan
encantador como modesto, era recibido don Paco. Todavía allí, a la
luz de un bruñido velón de Lucena, de refulgente azófar, se jugaba
al tute en una mesilla portátil, pero no con la persistencia que
bajo techado. Otras distracciones, casi siempre gastronómicas,
suplían la falta de juego. Juana, que era tan industriosa, solía
hacer helado en una pequeña cantimplora que tenía; pero con más
frecuencia se entretenían comiendo ora piñones, ora almendras y
garbanzos tostados, ora flores de maíz, que Juanita tenía la
habilidad de hacer saltar muy bien en la sartén, y ora altramuces y,
a veces, hasta palmitos cuando los arrieros los traían de la
provincia de Málaga, porque en la de Córdoba no se crían
.
3.2
Benito Pérez Galdós
Nació
en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Se fue muy joven a Madrid
donde estudió Derecho. En la capital pasó la mayor parte de su vida
dedicándose fundamentalmente a escribir. Murió en Madrid en 1920.
Escribió sus obras con la intención de encontrar la raíz de los
problemas y explicarlo todo a los demás. Galdós fue un
extraordinario narrador, aunque también escribió numerosas obras
teatrales. Laproducción literaria de Galdós es enorme. Sólo su
narrativa consta de más de setenta volúmenes, clasificados por él
mismo en: Episodios Nacionales,
Novelas de la primera época y Novelas contemporáneas.
·
Episodios Nacionales. En
estas obras, Galdós pretende ofrecer una visión, en forma novelada,
de la historia de España del siglo XIX. Consta de cinco series de
diez tomos cada una, salvo la última que quedó interrumpida. Los
episodios históricos mejor logrados fueron: Trafalgar, El
dos de Mayo, Gerona,Zaragoza.
·
Novelas de la primera época. Todas
ellas tienen características comunes: tratan problemas políticos y
religiosos, profundizan en el estudio psicológico de los personajes
y sobre la contradicción entre lo tradicional y lo liberal. Doña
Perfecta, La Fontana de Oro, Gloria...
·
Novelas contemporáneas. La
mayoría de estas novelas tienen como eje central de su temática la
ciudad de Madrid, sus gentes, sus calles y sus barrios. Fortunata
y Jacinta, La desheredada, Miau, Tristana, Misericordia...
Otras
obras: La familia de León Roch, Nazarín,
En
cuanto a su estilo destacamos tres elementos:
-Agudas
dotes de observador
-Dominio
de la técnica del retrato
-Utilización
del monólogo interior
TEXTO
PARA COMENTAR
Trafalgar
(Benito Pérez Galdós)
Entre
los soldados vi algunos que sentían el malestar del mareo, y se
agarraban a los obenques para no caer. Verdad es que había gente muy
decidida, especialmente en la clase de voluntarios; pero por lo común
todos eran de leva, obedecían las órdenes como de mala gana, y
estoy seguro de que no tenían el más leve sentimiento de
patriotismo. No les hizo dignos del combate más que el combate
mismo, como advertí después. A pesar del distinto temple moral de
aquellos hombres, creo que en los solemnes momentos que precedieron
al primer cañonazo la idea de Dios estaba en todas las cabezas. Por
lo que a mí toca, en toda la vida ha experimentado mi alma
sensaciones iguales a las de aquel momento. A pesar de mis pocos
años, me hallaba en disposición de comprender la gravedad del
suceso, y por primera vez, después que existía, altas concepciones,
elevadas imágenes y generosos pensamientos ocuparon mi mente. La
persuasión de la victoria estaba tan arraigada en mi ánimo, que me
inspiraban cierta lástima los ingleses, y los admiraba al verlos
buscar con tanto afán una muerte segura.Por primera vez entonces
percibí con completa claridad la idea de la patria, y mi corazón
respondió a ella con espontáneos sentimientos, nuevos hasta aquel
momento en mi alma. Hasta entonces la patria se me representaba en
las personas que gobernaban la nación, tales como el rey y su
célebre ministro, a quienes no consideraba con igual respeto. Como
yo no sabía más historia que la que aprendía en la Caleta, para mí
era de ley que debía uno entusiasmarse al oír que los españoles
habían matado muchos moros primero, y gran pacotilla de ingleses y
franceses después. Me representaba, pues, a mi país como muy
valiente; pero el valor que yo concebía era tan parecido a la
barbarie como un huevo a otro huevo. Con tales pensamientos, el
patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a
aquella casta de matadores de moros.
3.3
Leopoldo Alas "Clarín"
Nació
en Zamora en 1852, de familia asturiana. Estudió Leyes en Oviedo y
se doctoró en Madrid. Fue catedrático de las facultades de Derecho
de Zaragoza y Oviedo. Fue un hombre culto, de sólida formación
universitaria y aguda capacidad crítica que hizo que fuese temido y
respetado. Escribió una novela muy extensa que está considerada
como una de las obras fundamentales del Realismo español: La
Regenta, en la que Clarín hace un análisis minucioso y
detallado del ambiente hipócrita y corrompido de Vetusta, ciudad
donde se desarrolla la acción y que puede ser Oviedo. Satiriza a sus
personajes que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y
la maldad.
Obras:
La Regenta, Su único hijo ( novelas extensas) Doña Berta
( novela corta), Pipá, Adiós cordera ( cuentos)
En
La Regenta se narra la conquista por don Alvaro Mesía, típico
seductor de provincia, de Ana Ozores, esposa del regente de Oviedo,
mujer sobre la que ejerce gran influencia su confesor espiritual don
Fermín de Pas. El adulterio y las relaciones ambiguas del sacerdote
y la Regenta son los temas principales pero también aparecen otros
como la mediocridad social e intelectual, la influencia de la iglesia
y la ambición.
Clarín
también destacó como uno de los mejores escritores de cuentos de su
época, en los que analiza el comportamiento de personas malvadas y
llenas de hipocresía. Entre
ellos destaca ¡Adiós, cordera! En
este cuento se nos narran las peripecias de tres amigos felices e
inseparables: Rosa, Pinín y Cordera. Dos hermanos gemelos y su vaca
Cordera que son felices en las montañas asturianas alejados de los
peligros del mundo. Sólo un palo del telégrafo y un tren que pasa
de vez en cuando son indicios de ese mundo. Pero un día ese mundo se
llevará primero a la Cordera y luego a Pinín. Rosa se quedará sola
con su dolor y sus recuerdos.
TEXTO
PARA COMENTAR
¡Adiós,
Cordera! (Leopoldo Alas "Clarín")
Desde
aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron.
A media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era
otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los
caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso
lívido ante las amenazas del desahucio. El amo no esperaba más.
Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. Había que
pagar o quedarse en la calle. El sábado inmediato acompañó al
Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los
contratistas de carne, que eran los tiranos del mercado. La Cordera
fue comprada en su justo precio por un rematante de
Castilla. Se le hizo una señal en la
piel
y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo
tristemente la esquila. Detrás caminaba Antón de Chinta, taciturno,
y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al saber la venta, se abrazó
al testuz de la Cordera,
que inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo. (...) El
viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del
rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y
el comisionado, y se sacó a la quintana
la Cordera. Antón
había apurado la botella estaba exaltado; el peso del dinero en el
bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho,
alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las
alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tanto y
tantos xarros de
leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si
dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros
bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba
viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus
hijos, pero viva, feliz... Pinín y Rosa, sentados sobre el montón
de cucho, recuerdo
para ellos sentimental de la Cordera
y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al
enemigo con ojos de espanto. En el supremo instante se arrojaron
sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de
ella. Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como
en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro. Los
hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el
triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera,
que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin hubo
que separarse. Antón malhumorado, clamaba desde casa:
-¡Bah,
bah, neños,
acá vos digo; basta de pamemes!
-así gritaba de lejos el
padre, con voz de lágrimas. Caía la noche; por la calleja oscura,
que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se
perdió el bulto de la Cordera,
que parecía negra de lejos. Después no quedaba de ella más que el
tintán pausado
de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos
melancólicos de cigarras infinitas.
¡Adíós,
Cordera!
-gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera
de mío
alma!
-¡Adiós,
Cordera!
-repetía Pinín, no más sereno.
-Adiós
-contestó por último, a su modo, la esquila perdiéndose su lamento
triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en
la aldea...
4.
EL NATURALISMO LITERARIO
El
Naturalismo fue un estilo artístico, sobre todo literario, basado en
reproducir la realidad con una objetividad perfecta y documental en
todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más
vulgares. Su máximo
representante, teorizador e impulsor fue el periodista y escritor
francés Emile Zola,
que expuso esta teoría en el prólogo a su novela Thérèse
Raquin y sobre todo en Le
roman expérimental (1880).
Desde Francia, el Naturalismo se extendió a toda Europa en el curso
de los veinte años siguientes adaptándose a las distintas
literaturas nacionales.
El
Naturalismo francés
Para
algunos, el Naturalismo no es más que una segunda etapa del
Realismo, para la cual un nuevo término no es necesario. Tomando
como modelo al doctor Bernard en su Médecine
expérimentale (1865),
y siguiendo su método paso a paso, Zola considera que «El novelista
está compuesto de un observador y un experimentador». El
observador escoge su tema (el alcoholismo, por ejemplo) y emite una
hipótesis (el alcoholismo es hereditario o se debe a la influencia
del entorno). El método experimental reposa sobre el hecho de que el
novelista «interviene de una manea directa para colocar a su
personaje dentro de las condiciones" que revelarán el mecanismo
de su pasión y verificarán la hipótesis inicial. «Al cabo, existe
el conocimiento del hombre, el conocimiento científico, dentro de su
acción individual y social». El naturalismo francés parece
limitarse, fuera de Zola, a Guy de
Maupassant, a los hermanos Goncourt
y quizás a Alphonse
Daudet. El Naturalismo pues se disolvió pronto en su
propio país yfue rápidamente abandonado por sus partidarios
Características:
Los rasgos del
Naturalismo radical son los siguientes:
1.
Determinismo positivista como orden vital supremo,
El naturalista presenta al ser humano sin libertad, determinado por
la herencia genética y el medio en que vive.
2.
La fisiología como motor de la conducta de los personajes.
3.
Anticlericalismo radical
4.
Sátira y denuncia sociales.
La novela naturalista es un estudio serio y detallado de los
problemas sociales, cuyas causas procura encontrar y mostrar de forma
documental.
5.
Concepción de la literatura como arma de combate político,
filosófico y social.
6.
Feísmo y tremendismo como revulsivos.
Puesto que se presentan casos
de enfermedad social, el
novelista naturalista no puede vacilar al enfrentarse con lo más
crudo y desagradable de la vida social.
7.
Adopción de los temas relativos a las conductas sexuales
como elemento central de las novelas.
Por ello, frecuentemente el novelista naturalista se centra en el
mundo de la prostitución, vista como lacra social y como tragedia
individual. El público confundía sin embargo a veces naturalismo
con pornografía, lo que no era la intención de los naturalistas.
Estos critican con frecuencia la literatura folletinesca que
trastorna la percepción de la realidad. En la mayoría de los
escritos lo que se intenta es reflejar que la condición
humana está mediatizada por tres factores:
1.
La herencia genética
2.
Las taras sociales (alcoholismo, prostitución, pobreza, violencia)
3.
El entorno social y material en
que se desarrolla e inserta el individuo. Esto es, lo que se conoce
en filosofía como
Cabe
destacar que, si bien Realismo y Naturalismo son muy parecidos en el
sentido de reflejar la realidad tal y como es (contrariamente al
idealismo romántico), la diferencia radica en que el Realismo es más
descriptivo y refleja los intereses de una capa social muy definida,
la burguesía, mientras que el Naturalismo extiende su descripción a
las clases más desfavorecidas, intenta explicar de forma
materialista y casi mecanicista la raíz de los problemas sociales y
alcanza a hacer una crítica social profunda; además,
si el individualismo burgués es siempre libre y optimi. Se
considera que el Naturalismo es una evolución del Realismo. De
hecho, la mayoría de los autores realistas evolucionó hacia esta
corriente materialista, si bien otros orientaron su descripción de
la realidad hacia el interior del personaje llegando a la novela
psicológica.
El
Naturalismo tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser
humano. El novelista del
Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del
entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana. El
Naturalismo surge en París; Zola
fue el iniciador del movimiento Naturalista,
al decidir romper con el romanticismo, crea este movimiento
literario; siendo considerado el maestro de este movimiento junto con
Gustave Flaubert. En sus obras más importantes describirían de
manera cruda y realista el contexto social de París, el lugar de
inicio del movimiento.
El
Naturalismo español se reduce a unos cuantos elementos que se
incorporaron a la novela realista. Por ejemplo, la Regenta incorpora
referencias científicas usadas por los naturalistas. Galdós también
incorpora a alguna de sus obras ciertos elementos naturalistas.
Pero destacamos a dos autores sobre todos:
Emilia
Pardo Bazán (Los
pazos de Ulloa, La madre naturaleza,
ambas obras ambientadas en el mundo rural gallego, La
tribuna)
Vicente
Blasco Ibáñez, con
novelas ambientadas en la huerta de Valencia que describían odio,
venganza, miseria, etc (La
barraca, Arroz y tartana, Cañas y barro)
TEXTOS
PARA COMENTAR
Misericordia
(Benito Pérez Galdós)
Tenía
la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena
educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia
interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y
apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus
ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la
edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus
compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas
coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como
de lavandera y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda
negra bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y
negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos
que
los de las otras ancianas. Con este pergeño y la expresión
sentimental y dulce de su rostro, todavía bien compuesta de líneas,
parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el mundo en
penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente,
si bien podía creerse que hacía las veces de ésta el lobanillo del
tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como a media
pulgada más arriba del entrecejo.
Vicente
Blasco Ibáñez. Cañas y
barro.
Deslizábase
la barca por canales tranquilos, de un agua amarillenta, con los
dorados reflejos del té. En el fondo, las hierbas acuáticas
inclinaban sus cabelleras con el roce de la quilla. El silencio y la
tersura del agua aumentaban los sonidos. En los momentos en que
cesaban las conversaciones, se oía claramente la quejumbrosa
respiración del enfermo tendido bajo un banco y el gruñido tenaz de
Cañamel al respirar, con la barba hundida en el pecho. De las barcas
lejanas y casi invisibles llegaban, agrandados por la calma, el
choque de una percha al caer sobre la cubierta, el chirrido de un
mástil, las voces de los barqueros avisándose para no tropezar en
las revueltas de los canales. El conductor desorejado abandonó la
percha, y saltando sobre las rodillas de los pasajeros fue de un
extremo a otro de la embarcación arreglando la vela para aprovechar
la débil brisa de la tarde. Habían entrado en el lago, en la parte
de la Albufera obstruida de carrizales e islas, donde había que
navegar con cierto cuidado. El horizonte se ensanchaba. A un lado, la
línea oscura y ondulada de los pinos de laDehesa, que separa la
Albufera del mar; la selva casi virgen, que se extiende leguas y
leguas, donde pastan los toros feroces y viven en la sombra los
grandes reptiles, que muy pocos ven, pero de los que se habla con
terror durante las veladas. Al lado opuesto, la inmensa llanura de
los arrozales perdiéndose en el horizonte por la parte de Sollana y
Sueca, confundiéndose con las lejanas montañas. Al frente, los
carrizales e isletas que ocultaban el lago libre, y por entre los
cuales deslizábase la barca, hundiendo con la proa las plantas
acuáticas, rozando su vela con las cañas que
avanzaban de las orillas. Marañas de hierbas oscuras y gelatinosas
como viscosos tentáculos subían hasta la superficie, enredándose
en la percha del barquero, y la vista sondeaba inútilmente
la
vegetación sombría e infecta, en cuyo seno pululaban las bestias
del barro. Todos los ojos expresaban el mismo pensamiento: el que
cayera allí, difícilmente saldría. [...] El vagabundo parecía
enternecido por la copa que le había pagado Tonet. La calma del
puerto, interrumpida a ratos por el martilleo de los calafates y el
cloquear de las gallinas, excitaba su locuacidad, impulsándolo a las
confidencias. No, Tonet; él no podía trabajar; él no trabajaría
aunque le obligasen. El trabajo era obra del diablo: una
desobediencia a Dios; el más gave de los pecados. Sólo las almas
corrompidas, los que no podían conformarse con su pobreza, los que
vivían roídos por el deseo de atesorar, aunque fuese miseria,
pensando a todas horas en el mañana, podían entregarse al trabajo,
convirtiéndose
de hombres en bestias. Él había reflexionado mucho; sabía más de
lo que se imaginaba el Cubano, y no quería perder su alma
entregándose al trabajo regular y monótono para tener una casa y
una familia y asegurar el pan del día siguiente. Esto equivalía a
dudar de la misericordia de Dios, que no abandona nunca a sus
criaturas; y él, ante todo, era cristiano.
Reía
Tonet escuchando estas palabras, considerándolas como divagaciones
de la embriaguez, y daba con el codo a su harapiento compañero. ¡Si
esperaba otra copa por sus tonterías, sufriría un desengaño! Lo
que le ocurría a él era que odiaba el trabajo. Lo mismo les pasaba
a los otros; pero unos más y otros menos, todos encorvaban el lomo
aunque fuese a regañadientes. ‘[...]
Mientras
Tonet andaba por aquellas tierras del otro lado del mar, metido en
batallas, leía él los libros de los curas y pasaba las tardes a la
puerta del presbiterio, reflexionando sobre las abiertas páginas, en
el silencio de un pueblo cuyo vecindario huía al lago. Había
aprendido de memoria casi todo el Nuevo Testamento, y aún parecía
estremecerse recordando la impresión que le produjo el sermón de la
Montaña la primera vez que lo leyó. Creyó que se rompía una nube
ante sus ojos. Había comprendido de pronto por qué su voluntad se
rebelaba ante el trabajo embrutecedor y penoso. Era la carne, era el
pecado quien hacía vivir a los hombres
abrumados
como bestias para la satisfacción de sus apetitos terrenales. El
alma protestaba de su servidumbre, diciendo al hombre: «No
trabajes», esparciendo por los músculos la dulce embriaguez de la
pereza, como un adelanto de la felicidad que a los buenos aguarda en
el cielo.
-Escolta,
Tonet, escolta -decía
Sangonera a su amigo con acento solemne.
Y
recordaba desordenadamente sus lecturas evangélicas; los preceptos
que hablan quedado impresos en su memoria. No había que preguntarse
con angustia por la comida y el vestido, porque, como decía Jesús,
las aves del cielo no siembran ni siegan, y a pesar de esto, comen;
ni los lirios del campo necesitan hilar para vestirse, pues los viste
la bondad del Señor. Él era criatura de Dios y a Él se confiaba.
No quería insultar al Señor trabajando, como si dudase de la bondad
divina que había de socorrerle. Solamente los gentiles, o lo que es
lo mismo, las gentes del Palmar que se guardaban el dinero de la
pesca sin convidar a nadie, eran capaces de afanarse por el ahorro,
dudando siempre del mañana. Él quería ser como los pájaros del
lago, como las flores que crecían en los carrizales: vago, inactivo
y sin otro recurso que la divina Providencia. En su miseria, nunca
dudaba del mañana. «Le basta al día su propio afán.» Ya le
traería el día siguiente su disgusto. Por el momento, le bastaba la
amargura del día presente; la miseria, que le proporcionaba su
intento de conservarse puro, sin la menor mancha de trabajo y de
terrenal ambición en un mundo donde todos se disputaban a golpes la
vida, molestando y sacrificando cada cual al vecino para robarle un
poco de
bienestar.
Tonet seguía riendo de estas palabras del borracho, dichas con
exaltación creciente. Admiraba sus ideas con tono zumbón,
proponiéndole abandonar el lago para meterse en un convento, donde
no tendría que batallar con la miseria. Pero Sangonera protestaba
indignado. Había reñido con el vicario, saliendo del presbiterio
para siempre, porque le repugnaba ver en sus
antiguos amos un espíritu contrario al de los libros que leían.
Eran iguales a los demás: vivían atenazados por el deseo de la
peseta ajena, pensando en la comida y el vestido, quejándose del
decaimiento de la piedad cuando no entraba dinero en casa, con la
zozobra en el mañana, dudando de la bondad de Dios, que no abandona
a sus criaturas. Él tenía fe y vivía con lo que le daban o con lo
que encontraba a mano. Ninguna noche le faltaba un puñado de paja
donde acostarse, ni sentía hambre hasta el punto de desfallecer. El
Señor, al ponerle en el lago, había colocado a su alcance todos los
recursos de la vida para que fuese ejemplo de un verdadero creyente.
Tonet se burlaba de Sangonera. Ya que era tan puro, ¿por qué se
emborrachaba? ¿Le mandaba Dios ir de taberna en taberna para correr
después los ribazos casi a gatas, con el tambaleo de la
embriaguez...? Pero el vagabundo no perdía su solemne gravedad. Su
embriaguez a nadie causaba daño, y el vino era cosa santa: por algo
sirve en el diario sacrificio a la Divinidad. El mundo era hermoso,
pero visto a través de un vaso de vino parecía más sonriente, de
colores más vivos, y se admiraba con mayor vehemencia a su poderoso
autor. Cada uno tiene sus diversiones. Él no encontraba mejor placer
que contemplar la hermosura de la Albufera. Otros adoraban el dinero,
y él lloraba algunas veces admirando una puesta del sol, sus fuegos
descompuestos por la humedad del aire, aquella hora del crepúsculo,
que era en el lago más misteriosa y bella que tierra adentro. La
hermosura del paisaje se le metía en el alma, y si la contemplaba a
través de varios vasos de vino, suspiraba de ternura como un
chiquillo. Lo repetía: cada cual gozaba a su modo. Cañamel, por
ejemplo, apilando onzas; él contemplando la Albufera con tal
arrobamiento, que dentro de la cabeza le
saltaban unas coplas más
hermosas que las que se cantaban en las tabernas, y estaba convencido
de que, a ser como los señores de la ciudad que escriben en los
papeles, sabría decir cosas muy notables en medio de su embriaguez.
Después de un largo silencio, Sangonera, aguijoneado por su
locuacidad, se oponía a sí mismo objeciones para rebatirlas
inmediatamente. Se le diría, como cierto vicario del Palmar, que el
hombre estaba condenado a ganar el pan con el sudor de su rostro,
después del primer pecado; mas para esto había venido Jesús al
mundo, para redimirlo de la primitiva falta, volviendo la humanidad a
la vida paradisiaca, limpia de todo trabajo. Pero ¡ay! los
pecadores, aguijoneados por la soberbia, no hablan hecho caso de sus
palabras: cada uno quería vivir con mayores comodidades que los
demás; había pobres y ricos, en vez de ser todos hombres: los que
desoían al Señor trabajaban mucho, muchísimo, pero la humanidad
era infeliz y se fabricaba el infierno en el mundo. Le decían a
él que si la gente no trabajase se viviría mal. Conforme; serían
menos en el mundo, pero los que quedasen permanecerían felices y sin
cuidados, subsistiendo de la inagotable misericordia de Dios... Y
esto forzosamente había de ocurrir: el mundo no sería siempre
igual. Jesús había de volver, para enderezar de nuevo
a los hombres por el
buen camino. Lo había soñado muchas veces,
y hasta en cierta
ocasión que estuvo enfermo de tercianas, cuando le entraba el frío
de la fiebre, tendido en un ribazo o agazapado en un rincón de su
ruinosa barraca, veta la túnica de , morada, estrecha, rígida y el
vagabundo extendía sus manos para tocarla y sanar repentinamente.
Muchas gracias por tu blog. Tus apuntes son francamente buenos; completos, comprensibles y con lo justo y necesario. De nuevo muchas gracias.
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