LA
LITERATURA DEL SIGLO XVIII: EL NEOCLASICISMO
1.
EL SIGLO XVIII
1.1.
CAMBIOS SOCIALES Y ECONÓMICOS
1.2.
CAMBIOS POLÍTICOS
1.3.
LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
2.
LA ILUSTRACIÓN
3.
LA PROSA DEL SIGLO XVIII
3.1. CARACTERÍSTICAS DE LA PROSA DEL SIGLO XVIII
3.2.
ENSAYISTAS ILUSTRADOS MÁS NOTABLES
3.2.1.
Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro
3.2.2.
Ignacio Luzán
3.2.3.
José Cadalso y Vázquez
3.2.4.
Gaspar Melchor de Jovellanos
4.
LA POESÍA DEL SIGLO XVIII
4.1.
GÉNEROS POÉTICOS
4.2.
PERIODOS DE LA POESÍA DEL XVIII
4.3.
PRINCIPALES POETAS DEL XVIII
4.3.1.
Escuela salmantina
4.3.2.
Escuela madrileña
5.
EL TEATRO NEOCLÁSICO
5.1.
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL TEATRO NEOCLÁSICO
5.2.
LA TRAGEDIA NEOCLÁSICA
5.3.
LA COMEDIA NEOCLÁSICA
5.4.
LOS SAINETES
1.
EL SIGLO XVIII
1.1. CAMBIOS SOCIALES Y ECONÓMICOS
1.1.1. Crecimiento demográfico
Es una época de crecimiento
demográfico y mejora
del nivel de vida, especialmente en las
ciudades. No obstante, su aspecto sigue siendo
medieval (murallas, puertas de la ciudad que
se cierran por las noches, populosos barrios extramuros…)
1.1.2. La Revolución Industrial
El aumento de población exige una mayor cantidad de
alimentos lo que favorece el
desarrollo de la agricultura e impulsa la revolución industrial:
aparición de grandes fábricas, innovaciones técnicas, acumulación
de capitales, generalización de las máquinas y aprovechamiento de
nuevas fuentes de energía (vapor de agua, etc.)
El auge de la industria ocurre primero en Inglaterra y,
poco a poco, se va extendiendo al resto de Europa.
1.1.3. Mejoras en el comercio y en los medios de
transporte.
Se trazan mejores y más modernos caminos, se
perfecciona la navegación y mejora la marina mercante, se construyen
nuevos puertos.
1.1.4. Las colonias
La prosperidad económica europea se debe en gran
parte a las colonias, proveedoras de materias primas y metales
preciosos y consumidoras de productos fabricados en las metrópolis,
con el consiguiente desarrollo del comercio
marítimo y de la burguesía mercantil.
1.2. CAMBIOS POLÍTICOS
1.2.1. Despotismo ilustrado
En el siglo XVIII perduran las monarquías absolutas,
pero ahora es la época del Despotismo Ilustrado, con la famosa
consigna “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los
políticos ilustrados intentan ciertas reformas encaminadas a separar
el poder civil del poder religioso, mejorar la agricultura, impulsar
la industria y modernizar la Administración.
Todos estos cambios se producen en medio de guerras y conflictos
continuos a lo largo del siglo.
1.2.2. La Revolución Francesa (1789)
El suceso histórico más importante es la Revolución
Francesa: el pueblo francés, harto de los abusos de la monarquía y
los aristócratas y, siguiendo los dictados de los pensadores
ilustrados, se levantará en armas y
protagonizará una de las revoluciones más importantes de todos los
tiempos.
La Ilustración se convertirá en un movimiento
contra el pasado y la tradición, que presupone un cambio de
mentalidad necesario para la modernización de Europa.
Se considera la educación como baluarte de
progreso en toda sociedad libre y feliz; la ignorancia es sinónimo
de esclavitud. Todas estas ideas desembocaron
en la Revolución Francesa que dio paso a una nueva era.
1.3. ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII
El siglo XVIII se inicia en
España con un cambio de dinastía. A la muerte del último Austria,
Carlos II, sin heredero, se libra una batalla por la sucesión en el
trono español entre Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia,
perteneciente a la casa de los Borbones y el Archiduque Carlos de
Austria.
Tras el Tratado de Utrecht que puso fin a la guerra, la
dinastía borbónica se instaura en España, y con ella se implantan
las nuevas ideas renovadoras surgidas en el
país vecino.
Los borbones adoptaron para gobernar el Despotismo
Ilustrado; Felipe V, primero y Fernando Vi
después, intentaron llevar a cabo, desde arriba, un reformismo
total, luchando con el estado de decadencia y
atraso en que se encontraba el país. La plenitud de las
innovaciones llegó con Carlos III. El Estado puso en marcha una
serie de reformas.
1.3.1. Reformas políticas
Centralización de la administración y
fortalecimiento del poder real frente a la Iglesia y la nobleza.
Algunas de estas medidas trajeron graves consecuencias como “El
motín contra Esquilache” o la expulsión de los jesuitas.
1.3.2. Reformas económicas
Promovieron el desarrollo
industrial y el ascenso de la clase media; se
crearon las Sociedades Económicas de Amigos
del País para estudiar y discutir medidas de
índole económica en beneficio de la nación.
1.3.3. Reformas culturales
Una de las grandes preocupaciones de los ilustrados fue
la educación. Intentaron la reforma de la
enseñanza pública y de las universidades. A
lo largo del siglo se fundaron importantes instituciones culturales:
Biblioteca Nacional, Real Academia Española,
Real Academia de la Historia, Academia de Bellas Artes de San
Fernando, Real Academia de Buenas Letras de
Barcelona, Academia Sevillana de Buenas Letras…
Tras Carlos III sube al trono su hijo Carlos IV.
Estalla la Revolución Francesa y, con ella, se pone fin a todo el
proceso ilustrado y se inaugura una nueva era.
El impacto revolucionario provocó que ciertos innovadores españoles
se inclinaran hacia el conservadurismo y la contrarrevolución.
Los novatores: durante el
gobierno de los últimos Austrias nuestro país
abandonó casi por completo los estudios científicos, vistos con
sospecha y perseguidos por la Inquisición. El retraso con respecto
al resto de Europa era considerable. No
obstante, ciertos intelectuales se resistieron
a dejar el campo de la investigación y aunque con dificultades, no
exentas de riesgo, estuvieron al tanto de los progresos-avances en
medicina, astronomía, botánica o matemáticas.
Era una denominación despectiva.
2.
LA ILUSTRACIÓN
Se denomina Ilustración el movimiento filosófico y
político característico del siglo XVIII, también llamado
Siglo de las Luces.
Las ideas principales de la Ilustración son:
1) Racionalismo
Para los ilustrados, el conocimiento ha de basarse en la
razón y no en causas como Dios, la tradición, las costumbres o lo
dicho por los antiguos escritores. Esta tendencia a basarse en la
razón impulsa los avances científicos que se concretan en numerosos
descubrimientos e inventos: la electricidad, el microscopio, el
telescopio, la máquina de vapor, el barco de vapor, la hiladora y el
telar mecánico, el pararrayos, el globo, la vacuna…
2) El principio de utilidad general
Los avances científicos, el ansia de saber y las
reformas sociales de la época tienen como fin la utilidad para
todos, es decir, se persigue obtener la mayor cantidad de felicidad
para la mayor cantidad de personas.
3) Concepción materialista y
burguesa del mundo
El concepto de la vida basado en la religión propio del
Barroco va a ser sustituido por una concepción materialista y
burguesa del mundo según la cual lo importante es aquello que es
útil.
4) El concepto de progreso
Se tiene la idea de que el dominio de la Naturaleza hace
dueño al hombre de su futuro. Se cree que el progreso, la mejora
constante de las condiciones de vida, hará posible la felicidad en
la Tierra misma, sin necesidad de aplazarla a paraísos religiosos
posteriores a la muerte. En el terreno religioso se extiende el
deísmo (creencia en un ser superior, pero no en una religión
concreta) y el ateísmo.
5) La importancia de la Enciclopedia
Hacia 1769 la filosofía de las luces se ha convertido
en una verdadera creencia entre la minoría ilustrada. Por entonces
se publican en Francia los volúmenes de la Enciclopedia
(1751-1772), obra que, en forma de diccionario, pretende ser un
resumen del saber de la época.
Los principios ilustrados acaban por tener una
repercusión directa en la vida social con la propagación de ideas
como la eliminación de la esclavitud, de la servidumbre y de la
tortura, la condena de la guerra, la tolerancia religiosa, la
libertad económica, la supresión de los privilegios de nacimiento,
la igualdad de derechos, la extensión de la enseñanza, etc.
6) La estética: el Neoclasicismo
Se vuelve al clasicismo francés y a los modelos
clásicos greco-latinos. Es el llamado Neoclasicismo, según el cual
también las obras de arte deben estar sujetas a la razón.
En las artes predominan las líneas rectas y la
composición equilibrada.
En la literatura se siguen unas reglas:
a) Distinción clara entre la lírica, épica y
dramática.
b) Separación de tragedia y comedia
c) Respeto en las obras teatrales de la regla de las
tres unidades: de lugar, de tiempo y de acción.
El final del siglo XVIII adelanta un cambio de
sensibilidad con una revalorización del individualismo, la
naturaleza, el instinto y el sentimiento. Las ideas de Rousseau son
decisivas para la difusión de esa sensibilidad. Esta corriente
anticipa el Romanticismo del siglo XIX y se ha denominado
Prerromanticismo.
3.
LA PROSA DEL SIGLO XVIII
3.1. CARACTERÍSTICAS DE LA PROSA DEL SIGLO XVIII
a) Intención didáctica
y divulgadora
La mayor parte de las obras del siglo XVIII pretenden
divulgar las
ideas ilustradas y contribuir a la reforma
de la sociedad.
b) Dominio de la prosa
La mayor parte de las obras están escritas
en prosa.
c) Aparición de nuevos géneros
En este siglo aparecen los
primeros periódicos y revistas especializadas, las misceláneas de
curiosidades, los almanaques, calendarios y pronósticos (parecidos a
los horóscopos actuales), la literatura por entregas, etc.
Todo ello muestra el crecimiento del consumo literario y
la ampliación del público lector.
d) Desaparición de la
prosa narrativa: (novela)
La prosa narrativa, sin embargo, desaparece a principios
del siglo XVIII y son pocas las novelas que se publican en el resto
del siglo. Sólo pueden mencionarse narradores
como Diego de Torres Villarroel
o José Francisco de Isla.
e) Aparición del ensayo
El ensayo, exposición escrita de
intención didáctica sobre muy diversos temas,
fue el género literario en prosa preferido por los escritores de la
Ilustración. Con sus ensayos, los autores del siglo XVIII pretendían
defender las nuevas ideas del Siglo de las Luces.
3.2. ENSAYISTAS ILUSTRADOS MÁS NOTABLES
3.2.1. Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro
(1680-1768)
Fue un avanzado en la defensa de las nuevas ideas
ilustradas en la España de la época. En sus obras
arremete contra las supersticiones y contra la ya agotada cultura
barroca. Teatro Crítico Universal. Cartas eruditas
3.2.2. Ignacio Luzán (1702-1754)
Destaca, sobre todo, como autor de la
Poética (1737)
más importante del siglo XVIII español. En ella establece las
normas que deben cumplir las obras que deseen ajustarse a los nuevos
ideales clasicistas.
3.2.3. José de Cadalso y Vázquez (1741-1782)
Cultivó también la poesía y el
teatro, pero destacó especialmente como prosista.
Sus tres obras principales son:
a) Cartas marruecas,
conjunto de cartas literarias que cruzan entre sí dos marroquíes y
un español y en las que se critican diversas costumbres (la nobleza
inútil y parasitaria, el excesivo número
de religiosos, el menosprecio de la ciencia y el conocimiento…)
b) Noches lúgubres,
obra dialogada en la
que el protagonista, enloquecido por la muerte
de su amada, intenta desenterrar su cadáver
para morir junto a él prendiéndole fuego a su casa.
c) Los eruditos a la
violeta, sátira de la educación
superficial y de los individuos que aparentan tener muchos
conocimientos, cuando, en realidad, son unos
ignorantes.
3.2.4. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)
Es el más sobresaliente de los ilustrados españoles,
compuso poemas y alguna obra teatral, pero se distinguió, sobre
todo, como escritor de textos en prosa, en
los que abordó los problemas más importantes del país y expuso
sus ideas de reforma para resolverlos:
Memoria sobre espectáculos y
diversiones públicas; Informe
sobre la ley agraria; Memoria
sobre educación pública…
4.
LA POESÍA
El ambiente general del siglo no favorece una
creación poética emotiva y original. La
falta de renovación interior, la carencia de autenticidad,
la repetición de esquemas y expresiones y el afán didáctico
determinaron unas formas poética sin ninguna fuerza expresiva y
que sólo respondían a uno de los principios del siglo, el de
utilidad.
4.1. GÉNEROS POÉTICOS
Entre los géneros poéticos cultivados como
consecuencia de la idea del “buen gusto, característica de la
época predominan:
a) La anacreóntica
(composición de metro corto y estrofas
breves, de tono festivo y alegre, que exalta el amor y
los goces sensuales) y los idilios,
de carácter pastoril y artificioso, que son influencia del
Renacimiento.
b) Géneros característicos de
una actividad poética de carácter social
como la sátira,
la epístola
y las odas.
c) La fábula,
que responde a la preocupación didáctica del siglo. Pertenecen a
esta época los dos fabulistas más conocidos de la poesía
castellana: Iriarte y
Samaniego.En Francia
La Fontaine ( herederos del fabulista griego Esopo y latino Fedro)
4.2. PERIODOS DE LA POESÍA DEL SIGLO XVIII
Se pueden distinguir tres periodos en la poesía del
siglo XVIII:
a) Tradición barroca:
La primera parte del siglo se
caracteriza por un estilo barroquizante que imita a Quevedo y
Góngora. Destacamos en este grupo poético
tradicional a Álvarez de Toledo,
Torres y Villarroel
o Gerardo Lobo.
b) Poesía neoclásica:
Esta poesía se produce en la segunda mitad del siglo,
sobre todo en el reinado de Carlos III.
Está basada en los principios normativos y
estéticos que rigen en la época y que están acuñados en la
Poética
de Luzán:
“La poesía es imitación de la naturaleza con doble finalidad:
utilidad y deleite”. Está relacionada muy
directamente con las circunstancias sociales que la envuelven:
conceptos filosóficos, ideas políticas,
criterios morales o la preocupación reformista.
Dentro de esta poesía existen dos
modos de creación:
- Una lírica
sencilla, sensual, de
tono menor, que enlaza con el clasicismo
renacentista, el mundo de la Arcadia y los
poetas bucólicos, que encuentra su marco apropiado en la
anacreóntica. Es la denominada poesía
Rococó y Meléndez
Valdés es su principal cultivador.
- Una poesía más
elevada y solemne, discursiva,
enfática y didáctica que se hace eco de las
instituciones e ideas del “Siglo de las Luces”:
la alabanza de las bellas artes; las novedades científicas y
filosóficas; las ideas de reforma social; el elogio de la amistad;
los ideales de virtud y fraternidad (ansia de concordia universal,
desprecio de la guerra, odio a los tiranos y condena de la tortura,
la exaltación de la paz y de la tolerancia); el rechazo de la
ociosidad, de la ignorancia y de la superstición; la condena de los
vicios; la fe en el progreso y en la perfección del ser humano
mediante la educación; etc.
c) Poesía prerromántica:
Aunque esta denominación no es del gusto de algunos
críticos, es indudable que a finales de siglo hay una nueva poesía,
compuesta por poetas jóvenes, próximos a las ideas de la Revolución
Francesa: Nicasio Álvarez Cienfuegos,
Manuel José Quintana, José Marchena,
José María Blanco-White y Alberto
Lista (maestro de
poetas del XIX como Espronceda o Bécquer).
En los poemas prerrománticos, aunque todavía dentro de
la estética neoclásica, lo
sentimental se advierte en ciertos
procedimientos retóricos: interrupción de los versos mediante
puntos suspensivos, frases entrecortadas, exclamaciones, adjetivación
que insiste en lo pasional o angustioso, empleo de un léxico
emotivo, etc.
4.3. PRINCIPALES POETAS NEOCLÁSICOS
Los autores cultivan esta poesía en todas sus
vertientes y se les suele encuadrar en dos grupos o escuelas:
4.3.1. Escuela salmantina
José
Cadalso, destacado prosista, publicó sus
poemas en 1772 con el título Ocios de
mi juventud. Son interesantes sus
sonetos: Sobre el poder del tiempo
y Renunciando al
amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de Filis.
Jovellanos
cultivó todos los géneros y estuvo relacionado con este grupo, al
que aconsejó tratar, en sus poemas, temas más serios. Sus
sátiras encierran un hondo afán de reforma social.
Juan
Meléndez Valdés es el poeta más
destacado del siglo. Escribió varios géneros, pero sobre todo son
famosas sus Anacreónticas,
una poesía sensual, epicúrea, cuyos temas giran en torno a a la
alegría del amor envuelta en una
escenografía clave: arroyos, grutas, bosques,
aves como el ruiseñor y la paloma y algunos elementos mitológicos.
Entre sus odas
destacan: A
una fuente, en
la que expresa su amor a la naturaleza; Filis
o De la Primavera.
Sus modelos son Garcilaso y Fray Luis.
Más tarde, por influencia de Jovellanos, trata temas filosóficos de
carácter moral y social, es el caso de su
epístola: El filósofo en el campo
o a un ministro sobre la beneficencia.
4.3.2. Escuela madrileña
Nicolás
Fernández de Moratín: su poema, en
quintillas, titulado Fiesta de
toros en Madrid, es de gran valor
plástico.
Leandro
Fernández de Moratín, hijo del anterior,
escribió, además de teatro, la poesía en
dos vertientes:
Poesía
satírica:
tal es el caso de su poema A Claudio,
en el que censura las malas costumbres y la ignorancia.
Poesía
lírica: la más destacada es la Elegía
a las musas, escrita al final de su
vida, a través de la cual agradece a las musas toda una vida
dedicada a la literatura
Los
fabulistas: cultivan una poesía plenamente
didáctica. Las fábulas son cuentecillos
populares en verso, cuyos protagonistas son animales y tienen
moraleja final. Los principales autores son
Tomás de Iriarte,
con sus famosas Fábulas literarias
y Félix María de Samaniego,
cuyas obras más conocidas son: La
cigarra y la hormiga, La
lechera, El
cuervo y el zorro. Su modelo es el poeta
francés La Fontaine.
5.
EL TEATRO NEOCLÁSICO
El teatro barroco siguió siendo el preferido por el
público durante mucho tiempo. Por ello,
el teatro neoclásico tuvo que ser impuesto desde el poder
(por ejemplo, se prohibieron en 1765 los autos
sacramentales). Poco a poco, las obras
ilustradas ocuparon las carteleras teatrales, aunque el
género dramático de mayor aceptación
popular fue el sainete, visto también con suspicacia por los
ilustrados.
5.1. CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL TEATRO
NEOCLÁSICO
a) La separación de géneros para evitar la confusión.
b) El respeto a la regla de las tres unidades: una sola
acción, un solo lugar y un tiempo de 24 horas.
c) La verosimilitud como
meta del planteamiento del drama.
d) Temática útil, problemas de
la vida social de los que pudieran sacarse una enseñanza.
e) Estructura configurada en tres
actos.
f) Predominio de la comedia y la
tragedia.
5.2. LA TRAGEDIA NEOCLÁSICA
El gusto por la tragedia clásica se observa en las
muchas adaptaciones y traducciones que se hacen para la escena
española. Varios autores intentaron este género, entre ellos
Nicolás
Fernández de Moratín; su única obra
representada fue Hormesinda,
que trata de un episodio histórico en la época de Don Pelayo.
Jovellanos utiliza
este mismo tema en su tragedia Pelayo.
Pero el autor más reconocido es Vicente
García de la Huerta, y una de sus
obras más originales es La Raquel,
estrenada en 1778 en el Teatro del Príncipe. Está ambientada en el
Toledo de Alfonso VIII y cuenta los amores de éste con la judía
Raquel. Sigue el esquema neoclásico en estructura y contenido, pero
es menos moralizante, de ahí su valor artístico.
5.3. LA COMEDIA NEOCLÁSICA
Fue el género teatral de mayor éxito y el que mejor
expresa las ideas ilustradas. Nicolás
Fernández de Moratín con La
Petimetra e Iriarte
con El señorito mimado
hicieron incursiones en el género. Pero
destacó entre ellos Leandro Fernández de
Moratín.
Leandro Fernández de Moratín
escribió sólo cinco comedias. En las cinco
censura las malas costumbres. En El
viejo y la niña, El
barón y El
sí de las niñas se desaprueban
los matrimonios concertados. La
comedia nueva o El café satiriza
las obras teatrales que gustaban al público de la época.
La
mojigata critica la falsa piedad,
la hipocresía religiosa y la mala educación de los jóvenes.
Entre su producción destaca El
sí de las niñas, cuya estructura
responde al esquema neoclásico. Se
desarrolla en una posada de Alcalá de
Henares, entre las siete
de la tarde de un día y las cinco de la mañana del día siguiente.
El argumento se basa en el matrimonio
forzado de una joven con un hombre mayor, y el tema principal es la
mala educación que recibían las mujeres y la autoridad mal
ejercida. El
pensamiento ilustrado se hace patente en el triunfo de la virtud, la
razón y la obediencia y en una fina ironía
que envuelve los diálogos, la descripción y el planteamiento de los
personajes.
El teatro de Moratín se caracteriza por el respeto a
las reglas de las tres unidades y por la intención de ser verosímil.
La verosimilitud explica el empleo de una lengua sencilla y adecuada
a cada personaje, así como el uso de la prosa o del verso breve.
5.4. LOS SAINETES
Mención aparte requiere un
teatro popular que se desarrolla al mismo
tiempo que el teatro neoclásico: los Sainetes, cuyo autor
más representativo es Ramón de la
Cruz. Los sainetes eran unas obras
breves de carácter cómico que se representaba en los entreactos de
las obras mayores.
En estas obras se puede apreciar una España de
majos, petimetres, aguadores, castañeras o barberas, una España
popular, costumbrista y paródica. Fue Ramón
de la Cruz un observador minucioso, agudo y pintoresco aunque, a
veces, demasiado elemental. Sus Sainetes más
conocidos son los titulados Plaza
Mayor, La
casa de Tócame-Roque y Todo
el año es carnaval.